miércoles, 1 de septiembre de 2010

ESTANQUE DE ALMAS

No son las luces del norte
es aceite disuelto en el asfalto
no es de sirenas el canto
son ambulancias apuradas,
no son nubes doradas
es lluvia ácida contenida
no despierta la bella dormida
ni siquiera al ser besada.

Los rótulos son la cruz
es un estanque de almas
una decisión que desarma
que impone una sentencia
genera calma y demencia
diciéndonos todo y nada.

Lo que navega en el océano
no es un crucero de turistas
es, de la cadena, la arista
rozando contra la piel
de la palma que un cincel
ocupa en mano de obra
alimentándose de sobras
y restos de hostilidad cruel.

Las etiquetas torturan
son aves de rapiña
son banderas e insignias
enclaustrando nuestra suerte
zarpazo que da la muerte
en el final de la riña.

EL INOCENTE

Guerras se desatan dentro mío
entre burguesía y revolución
la destreza que mis dedos tenían
se ha perdido con la glaciación
ojos incendiados,
rojos, fatigados,
planean cambiar el mundo
petrificando un presente,
invirtiendo en un futuro
casi vacío de gente
y lleno de negación.


Guerras se desatan dentro mío
entre pereza y abnegación
la cordura que mi mente ostentó
nada inerte en la desesperación.
brazos alterados,
laxos, ultrajados,
quieren superar el miedo
paralizando la suerte,
tapando ojos ciegos
que ven pasar a la muerte
llenos de desazón.


Guerras se desatan dentro mío
entre sexo y dejadez
la hipocresía contra la que luché
me usa siempre a su merced
piernas cansadas,
lentas, desganadas
corren de lejos a la utopía
de una vida decente,
y se relajan suicidas
con el paso inocente
de quien recién sale a la vida.

Y el olvido que todo consume
y obliga a la memoria
a despojarnos de historia
convirtiendo todo
en un breve resumen.

miércoles, 11 de agosto de 2010

BARQUITO DE PAPEL


La mente invierte el sentido en las agujas,
y naufraga en las aguas del pasado
un sórdido viento mis velas empuja
para borrar lo que el azar a marcado.

Lo pensado y pisado tras tus huellas
me transporta, sin querer, a los sucesos,
y el enigma de tus ojos sigue preso
y lo tierno de tus labios me atropella.

Llagaba la piel el sol de aquél verano,
la desidia esa vez secó la tierra,
se marcaban en mi espalda aquellas manos,
mi corazón nunca suelta lo que aferra.

La guerra entre tu mirada y las estrellas
me transporta, sin querer, a los sucesos,
de los cuáles sólo queda un simple beso,
hoy el brillo de tu piel ya no destella.

Hoy me alegra haber quemado aquellas naves
y que sólo quede mi barquito de papel,
sin motor fuera de borda, ni cojos capitanes,
sólo este viejo soñador de timonel.

Si supiera lo amargo de tu alma
la dulzura que derrochan tus mejillas,
alborota lo iracundo de mi calma
el aroma de tu pelo de vainilla.

Lo completo de tu ausencia en esta cama
me transporta, sin querer, a los sucesos,
ya pagué esta hipoteca peso a peso,
mi destino ya se hizo mala fama.

Del oleaje que dejaste al partir
perdí el rastro al disiparse la tormenta,
el zapato de cristal que ayer te di
ya no entra en tu pie de cenicienta.

Cielos rojos de fuertes estallidos
me transportan, sin querer, a otros hechos,
cuando la muerte llegue hasta mi lecho,
te recordaré sin haberme arrepentido.

Hoy me alegra haber quemado aquellas naves
y que sólo quede mi barquito de papel,
sin tesoros en islas de caimanes
sólo este viejo James Cook de timonel.

martes, 14 de abril de 2009

Recuerdos Invisibles


Este presente dejó atrás otros presentes
que parecían inamovibles
ahora son solo recuerdos invisibles,
el amor ya estaba herido
cuando lo apuñalé,
dicen que fue el olvido
quien inició lo que terminé.
Esta verborragia inútil
no me permite hablar
siento mi cuerpo nadar
en mares de espesa niebla
veo mis manos, veo como tiemblan
voy a salir a matar.

Aunque soy muy cobarde
voy a perder la cobardía
como perdí algún día
la vergüenza inocente
del niño adolescente que fui
del hombre que quería ser
y del que puedo ver
porque el futuro se hizo ahora
y es una orilla sin olas,
es un triste amanecer.

Esta vez fui yo
quien se quedó con los versos más tristes
o con los más previsibles
son el brillo de un espejo roto,
son la lucidez del loco,
son recuerdos invisibles.

Puede que el cielo sea más bello
pero no aprendimos a volar
igual me niego a pisar
los entornos del diablo
cuesta entender lo que hablo
pero es humana verdad.
Prefiero quedarme acá
deambulando pero viviendo
a seguir padeciendo
de mis terrores nocturnos
de no saber de otros mundos
sin percibir el que estoy viendo.

Voy a frenar las agujas del reloj
si es verdad que el viento se lleva todo
rociaré con finos hilos de oro
el momento más importante
del vislumbrar del infante
que hace que nunca esté solo.
Me arriesgo a repetirlo
la sentencia es imponible,
la esperanza un camino posible,
no pueden estas manos curar
la sangre que se derrama
de la memoria intangible.

Y vuelvo a ser yo
quien con rabia patea el tablero,
si esto es incorregible
no seré yo el único en sufrir,
me quedo en vez de huir
de los recuerdos invisibles.

Si como el alba uno vuelve a nacer,
si esta nada desaparece,
ahora todo se esclarece
sé lo que importa realmente,
es la brisa que toca mi frente,
es el tacto que palpa suavidad
y se estremece con el ardor,
es del manto el sudor,
fue pasado, puede ser futuro,
pero es presente cabal,
todo momento es crítico en su final,
no se espera a morir
para empezar a vivir,
esta existencia acaba de empezar.

El Comienzo De Las Cosas

Cuándo empiezan las cosas?
es difícil dilucidar,
pero me voy a remitir
a lo que escuché decir
de un sabio muy popular.
Qué relación hay
entre un mono subiendo
hace veinte mil años una palmera,
para agarrar con certera
precisión su alimento,
y el terrible momento
de ver las torres gemelas
derrumbarse en sus cimientos.

La ilación está
justa y precisamente
en el transcurso del tiempo
que ni rápido ni lento
asoció a estos hechos
dejando todo maltrecho,
y esto es sólo un ejemplo.
Y es que la muerte del cazador,
en los dientes del león,
comenzó en el momento
en el que iba diciendo
“llenaré este cargador”.

Otra demostración
de interesante teoría
les daré en este día
ya que hoy mismo ocurrió.
Fue temprano a la mañana
que no escuche el chillido,
el estresante sonido
del cruel despertador,
las agujas del reloj
apremiaban mis horarios,
fue el tipo de la radio
que, dando las noticias,
me daba la primicia
que eran ocho menos cuarto,
levantarse fue como el parto
del hijo de la malicia.

No hubo tiempo de desayuno,
sólo me lavé la cara,
me golpeé con la mampara
que antecede a la bañera,
de esta difícil manera
me sacudió la mañana.
Agarré unas galletitas
para comer en el viaje
un pájaro con plumaje
amarillo como el sol
se paró en mi portón
cuando yo estaba saliendo
y el sol iba diluyendo
la bruma que se formó.

Di la vuelta en la esquina
me encaminé a mi trabajo
esperando el agasajo
de recepción de mi jefe
y convertirme en el eje
de una serie de agravios
que saldrían de sus labios
sentenciándome de hereje.
Lo cierto es que en el trayecto
y al cruzar la bocacalle
saqué desde el embalaje
una de las masitas
y al darle una mordidita
cayeron algunas migas
su destino fue la barriga
del pajarito amarillo
que apoyando, el muy pillo,
sus patitas en el asfalto
las migajas fue picoteando
levantándolas del piso.

El hambre es peligroso
a este bichito cegó
mientras comía no vio
que se acercaba un automóvil
tan frío y tan inmóvil
permaneció aquel ave
después de que la nave
le pasara por encima
robándole así la vida
¿Sin darse cuenta? ¿Quién sabe?

Porque es así esta existencia
tan divina y tan absurda,
tan brillante y taciturna,
tan efímera y embustera,
hermosa y verdadera
haz de luz y cruel penumbra.
Qué iba a saber aquél pájaro
ágil, astuto y volador
musa del poeta soñador
que su vida fue sentenciada
cuando yo, aquella mañana,
no escuché el despertador.